El Boalo, o amor a segunda vista, pero para siempre

Entrada al pueblo, El Boalo

Hoy quiero presentarte «mi pueblo». En principio fue amor a segunda vista. En El Boalo no había edificios históricos artísticos o un pintoresco casco antiguo que te entusiasmara. Tampoco había grandes comodidades aquí. Todo se adaptó a las necesidades de una sociedad rural, más bien sobrio y sencillo. Las casas eran sencillas y las pocas casas de granito que quedaban parecían bastante toscas, adaptadas precisamente al clima de la zona y a los materiales proporcionados por la naturaleza. Y, sin embargo, el pueblo tenía algo que nos atrajo mágicamente y nos llevó a construir nuestra casa aquí hace más de 30 años. El motivo lo descifré a lo lago de los años. Si lees este artículo, lo descubrirás.

¿Por qué escribo «mi pueblo»? Los españoles de mi generación casi todos tienen «su pueblo». Esto se debe a la migración interna de la década de los años 60, cuando millones de españoles se trasladaron del campo a las grandes ciudades en busca de trabajo. El fin de semana, o al menos las vacaciones, lo pasan en el pueblo con la familia. Mi compañera tiene «su pueblo» en Burgos. Hoy está completamente desierto. Entre las generaciones más jóvenes, el sentimiento de «mi pueblo» ya no es tan marcado. Es el pueblo de los abuelos.

La situación

Google Maps

El Boalo se encuentra a una altitud de unos 980 m justo al pie de las montañas en el noroeste de la Comunidad Autónoma de Madrid a unos 45 km de la capital. El pueblo pertenece a la región de la Cuenca del Guadarrama, aunque todos sus arroyos desembocan en el Manzanares.

El clima es continental con inviernos fríos y veranos cálidos y secos. Aquí, sin embargo, las temperaturas son más frescas que en la capital (un promedio de 5 grados menos).

El terreno del municipio pertenece en parte al Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares.

Aktivieren Sie JavaScript um das Video zu sehen.
https://youtu.be/50BnT3AeP2k
Vista de las montañas con los Porrones y la cordillera «La Pedriza» desde El Boalo

La situación es ideal, ya que desde aquí, partiendo desde la ermita, puedes subir directamente a montañas como a la Maliciosa de 2227 m de altura o a la cordillera de La Pedriza.

La historia

El nombre del pueblo Boalo se deriva del término «boalaje», que significa «Dehesa boyal». Una dehesa es algo típico para España, es decir, un pasto cubierto con encinas para la ganadería extensiva. Boyal es el adjetivo de buey (dicho para los no españoles).

Esto encaja perfectamente con su historia conocida. Los primeros restos humanos de la Edad del Cobre (3000 años a. C.) fueron encontrados cerca del arroyo Samburiel que fluye a través del territorio del pueblo.

Es más fácil descubrir tumbas visigodas de alrededor del siglo VII, como las encontradas durante las excavaciones en la zona de la actual urbanización de El Rebollar. Ya he informado en otro artículo sobre el yacimiento de la ermita Nuestra Señora del Sacedal.

Los pueblos de Cerceda y Mataelpino, que forman parte del municipio, fueron mencionados por primera vez por escrito en el siglo XIII. El Boalo es mencionado por primera vez en el siglo XV en una Serranilla (una composición lírica española) del Marqués de Santillana (1398-1458), que tenía su castillo en el pueblo vecino de Manzanares, cuando oyó allí a una chica cantando.

Tumbas visigodas del siglo VII, El Rebollar, El Boalo
Tumbas visigodas del siglo VII, El Rebollar, El Boalo

Las tres aldeas se convirtieron en pueblos durante el período de la reconquista como parte de la repoblación llevada a cabo a partir del siglo XI, cuando los pastores de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia buscaron pastos para su ganado.

Los pueblos eran siempre muy pequeños. En el censo de 1752, El Boalo tenía 10 habitantes y Cerceda y Mataelpino tenían 20 habitantes cada uno. La gente de aquí vivía de la agricultura y la ganadería.

No fue hasta que España se dividió en provincias en 1833 cuando se asignaron los pueblos a Madrid. La fusión administrativa de Cerceda, Mataelpino y El Boalo también se llevó a cabo en el siglo XIX. Todavía no he podido averiguar la fecha exacta.

La arquitectura tradicional

De la Edad Media y épocas anteriores no se ha conservado nada excepto las tumbas visigodas. La gente de esta zona era pobre y sólo utilizaba materiales que proporciona la naturaleza. La tierra de granito ácida ha descompuesto los posibles restos. Esto cambió en el siglo XIX, cuando surgió una nueva actividad económica aparte de la cría de ganado. Los canteros abrieron canteras que todavía se pueden ver hoy en día.

Las casas hechas de piedra de granito se construyen principalmente a partir de esta época. Esta arquitectura tradicional forma parte de la identidad actual de los pueblos. La fachada fue construida de piedra y adobe en el interior y no estaban enfoscados. En algunos casos sólo tenían una base de piedra y desde la planta baja ladrillos enlucidos de blanco.

Granja La Catinga, El Boalo
Granja La Catinga, El Boalo

Encontrarás casas que tienen sólo una planta baja. Algunas pocas tienen una planta superior. No era raro que abajo se alojaran los establos con el ganado, y la familia viviera arriba.

Como dije, por lo general son casas sencillas y algo toscas, pero están muy bien adaptadas al clima. Las ventanas son generalmente pequeñas para protegerse contra el frío y el calor. Las ventanas de la planta superior de las casas más grandes pueden tener un balcón estrecho. Los tejados están construidos con vigas de madera. En su mayoría son inclinados, están cubiertos de tejas árabes y tienen aleros.

Casa tradicional en El Boalo
Casa tradicional en El Boalo

Además de las casas de campo, también las casas típicas españolas de los «Peones camineros» como la situada en la carretera hacia Manzanares el Real, eran de piedra. Los peones camineros eran trabajadores de la carretera que se ocupaban a pie del perfecto estado de la carretera en una milla.

Por último, pero no menos importante, hay que mencionar a las iglesias, que también fueron construidas con piedras de la zona.

Ermita de San Isidro Labrador, El Boalo
Ermita de San Isidro Labrador, El Boalo

En todas partes del campo se pueden ver vallas de piedra. Las huertas y los pastos en gran parte todavía están cercados con vallas de piedra natural.

La época de los hoteles

A mediados del siglo XX se puso de moda que las familias de bien que vivían en Madrid compraran terrenos en los pueblos de la Sierra para construir sus típicos «hoteles» (villas). Allí pasaron los meses de verano dado que además de un entorno precioso, las montañas proporcionaban un clima más fresco.

Estas villas se encuentran principalmente en Miraflores. Aquí en El Boalo sólo quedan tres:

Una de ellas es la de Ramón Serrano Suñer, que era cuñado de Franco y hombre fuerte del régimen en la posguerra. Otra fue de Joaquín Ruiz Jiménez, quien fue Ministro de Educación en 1951. La más simpática de las tres es la de la escritora Carmen Martin Gaite, que tristemente murió en 2000.

El desarrollo del pueblo desde la segunda mitad del siglo XX.

A partir de la década de los 60 salieron nuevos materiales de construcción al mercado, lo que dio lugar a que cada vez se cortaran menos piedras y comenzara la migración. Abonaron los campos y los dejaron como pasto para el ganado.

Por otro lado, con el desarrollo económico de España, venían más y más personas de la capital, que pensaban pasar sus fines de semana o las vacaciones de verano aquí. El aire más fresco y sobre todo más limpio, así como el verde de la naturaleza que faltaba en Madrid, ejercieron su atractivo.

Ya en la década de los 80, cuando llegué a El Boalo, se construyeron más y más casas «modernas». El boom de la construcción se extendió. La población de El Boalo, Mataelpino y Cerceda se triplicó (de 2 515 habitantes en 1996 a 7 399 en 2018). Con este crecimiento también cambió la economía de estos pueblos. La agricultura, la ganadería y sobre todo la industria de la cantería perdieron peso en favor del sector de la construcción. Surgió un gran número de urbanizaciones en las que vivían más personas que en los pueblos.

Vista de El Boalo desde la Sierra
Vista de El Boalo desde la Sierra

Cuando a principios del siglo XXI la burbuja de la construcción estalló, comenzó una nueva fase. Ahora la economía del municipio se basa en gran medida en el sector de los servicios y el turismo. La ganadería, que se ha practicado aquí desde la prehistoria, se ha mantenido e incluso evolucionado. La Sierra de Guadarrama ha sido declarada zona de denominación origen por su excelente carne procedente de las vacas que pastan en la dehesa y la Sierra. Si vas a la carnicería de Raúl de Lema en la Plaza de la Constitución de El Boalo, puedes comprobarlo tú mismo.

Los mercadillos

Cada segundo domingo del mes hay un mercadillo en la Plaza El Boalo. Se ofrecen productos ecológicos y artesanales, así como antigüedades de acuerdo con las normas del comercio justo. No te sorprenderá que me guste visitarlos. :-)

Lo que me gusta especialmente de El Boalo

Te encuentras en medio de la naturaleza

Lo que nos atrajo primero es obvio: En 40 minutos estábamos fuera de la ciudad y en medio de una naturaleza fascinante, literalmente al pie de las montañas.

Dehesa con vacas y toros en El Boalo
Dehesa con vacas y toros en El Boalo

El pueblo es nuestro nido

De repente también tuvimos «nuestro pueblo», nuestro pueblo común, del que estábamos tan orgullosos como un pavo real. (Es que fue el comienzo de nuestra vida juntos como una pareja que tuvo que ir y venir entre Alemania y España durante más de 10 años.) Todos los que en ese momento tuvieron la suerte de tener un pueblo, presumieron de él ante los amigos y cualquiera, no importaba si quería oírlo o no: Siempre fue el mejor, donde podías vivir las mejores cosas, más que en cualquier otro lugar. También la gente allí es mucho más amable y original. Había, por supuesto, una gran dosis de idealización en ello, pero era una sensación que te hacía sentir bien.

Aquí puedes vivir tu impulso aventurero y tu curiosidad

Soñamos con poder movernos libremente en la naturaleza y tener este sentimiento de libertad no sólo para nosotros, sino también para nuestros hijos, que queríamos tener.
La ciudad restringe y tiene muchas barreras que no permiten a nuestros retoños explorar su mundo con placer y sin la estricta supervisión de sus padres.

En el pueblo es diferente. Aquí disfrutan de más autonomía de sus padres y del estricto horario de la ciudad. Aquí pueden explorar sin miedo nuevos caminos en bicicleta y hacer carreras con otros niños. Caer de bruces y levantarse de nuevo forma tanto parte de ello como ver nacer a un ternero en el prado. Los perros abandonados también quieren ser rescatados. Aquí aprenderás a montar, observar animales y cómo cuidar de ellos …

Incluso a los animales grandes les gustan los mimos - El Boalo
Incluso a los animales grandes les gustan los mimos – El Boalo

Aquí se come como en la tierra de la abundancia

Si caminas por las montañas, no hay nada más delicioso que los bocadillos, una tortilla y las aceitunas de la mochila. Nunca antes el agua ha tenido un sabor tan bueno como el de la fuente de aquí. Y si de repente aparece una bota con un sorbo de vino, la felicidad es perfecta.

En casa se prepara una barbacoa. Da igual que si carne o pollo, todo nos gusta. Chuletas de cordero, pinchos, chorizo, entraña o vacío, así como muslos y alitas de pollo, junto con verduras y ensalada, siempre saben mejor que en el horno o en la sartén de la ciudad. Si quieres hacer una dieta, tienes serios problemas o no, porque cualquier alimento esta riquísimo.

Aquí me siento como si estuviera en la tierra de la abundancia ...
Aquí me siento como si estuviera en la tierra de la abundancia …

Si te has embarcado en la aventura de plantar tu propio huerto, también disfrutarás del auténtico sabor de los tomates y otras verduras. Aunque supone bastante esfuerzo y te lleva su tiempo, es un placer recoger tus propias verduras y los niños pueden experimentar cómo se crea nuestra comida.

La vida es más emocionante que la televisión

En Madrid, la televisión siempre estaba funcionando, durante la comida, por la tarde, hasta que te ibas a dormir. En El Boalo, sin embargo, no echábamos de menos este aparato en absoluto. Estaba casi mal visto. Tampoco tuvimos teléfono allí hasta que salieron los móviles. No fue hasta que mi madre murió y heredamos su tv cuando la pusimos en el salón.

Por la noche y por la mañana descansas en un mundo feliz

En invierno, el observar al fuego de la chimenea te da sueño y te acurrucas en tu acogedora cama. Por la noche tienes una paz absoluta. Desde la primavera dejas la ventana abierta y disfrutas del aire de la naturaleza. A veces percibes un ligero olor a fuego de leña del vecino. En el pueblo se respira otro aire. Asimismo, se pueden oír los cencerros de las vacas que suenan de lejos. Es que las vacas deambulan libremente por la noche. Curiosamente, esto no molesta para nada. El sonido te tranquiliza más bien, porque te da la sensación de que el mundo está en orden. De vez en cuando llama un pájaro nocturno.

Nuestro nido en el Boalo por la noche
Nuestro nido en el Boalo por la noche

Por la mañana, te despierta el canto de los pájaros o la corrida de los pájaros que se han mudado bajo tu tejado para criar ahí a sus polluelos. Todavía hoy tenemos un nido de golondrinas en nuestro dormitorio.

La vida en el pueblo, lo hicimos como los puercoespines

Mi suegra (española y criada en un pequeño pueblo de Burgos) siempre dijo que estar en el pueblo es bonito, pero sólo una semana. Con ello aludía al control social en los pueblos.

Bueno, al menos en los primeros años, cuando El Boalo era sólo un tercio de lo que es hoy, todo el mundo sabía más de ti que tú mismo. Todo el mundo tenía curiosidad acerca de lo que los nuevos estaban haciendo, cuándo, dónde, cómo y con quién. Fue fácil para nosotros pasar de ello, ya que seguíamos regresando a la ciudad. Lo hicimos como en el dicho de los puercoespines: No demasiado cerca, pero tampoco muy lejos. Esto simplemente ha sido un periodo de rodaje y con el crecimiento de la población se normalizó.

Parrilladas de los vecinos delante de la ermita en San Isidro - El Boalo
Parrilladas de los vecinos delante de la ermita en San Isidro – El Boalo

Tengo que decir que, en los últimos años, el pueblo ha despertado en cierta manera. Tal vez también debido a la afluencia de personas de la ciudad, la mayoría se ha concienciado de que es parte de una sociedad más grande y que son ellos los que dan forma y son responsables de la convivencia.

La gente ha dejado de lado sus temores y su carácter reservado y ha empezado a formar parte de la vida pública. Ahora muchos de sus vecinos participan activamente en la política de su pueblo con el fin de permitir una vida digna con arreglo a la naturaleza y las necesidades de las personas.

El Boalo colabora activamente en el desarrollo cultural y socioeconómico de su región

El pueblo trabaja activamente en el desarrollo socioeconómico de la región junto con otros 12 pueblos de la Sierra de Guadarrama y asociaciones del mundo económico, del medio ambiente, de la cultura, la artesanía y del deporte. Desde 2015 han logrado cierto éxito con más de 70 medidas y proyectos en las áreas de turismo, sostenibilidad, emprendimiento y autoempleo, formación para la competitividad, encuentros profesionales, empleo y comunicación.

Ayuntamiento de El Boalo
Ayuntamiento de El Boalo

En la actualidad ya tenemos varios emprendedores aquí. Esto incluye una cooperativa que elabora la primera y única cerveza ecológica de la Comunidad Autónoma de Madrid. También es la primera cervecería en España en elaborarla siguiendo los criterios del comercio justo. También hay queserías, artesanos, etc. Pronto leerás más sobre ellos en este blog.

La gente se preocupa más por el pueblo (los pueblos). Se cultivan las tradiciones, pero no como un simple folclore.

Procesión en San Isidoro Labrador - El Boalo
Procesión en San Isidoro Labrador – El Boalo

Hay una oferta sorprendentemente amplia de actividades en los campos de la cultura y la educación. Si vienes a El Boalo, ¡echa un vistazo!

El pueblo tiene su propio rebaño de cabras guadarrameñas que están en peligro de extinción. El objetivo es enseñar a la población y a los niños del pueblo la importancia de una ganadería extensiva y sostenible. Además, los animales sirven para la prevención de incendios naturales en las montañas.

Rebaño de cabras del pueblo de El Boalo
Rebaño de cabras del pueblo de El Boalo

El Boalo ha establecido un programa de gestión de residuos cero que incluye el rebaño municipal antes mencionado, el compostaje doméstico y la cría de aves de corral. El resultado fue tan espectacular que el 31 de marzo de 2017 Zero Waste Europe declaró a El Boalo como el primer pueblo de 0 residuos de Madrid. El siguiente vídeo proporciona información detallada sobre el proyecto.

¿Qué más se necesita para estar enamorado del pueblo?

4/5 (4 Reviews)

Esta publicación también está disponible en Inglés Alemán

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *